Tuesday, September 10, 2013

¿Por qué somos creyentes?

Las creencias metafísicas parecen tener la misma edad de la humanidad. Algunos de los fósiles más antiguos hallados cerca al ‘paraíso terrenal’ en Etiopía, insinúan que desde su remoto comienzo el ‘Homo sapiens’, que allí apareció, ya estaba preocupado por el más allá. A manera de ejemplo, tres cráneos, de hace 160.000 años, encontrados en el 2003 cerca de Addis Abeba, la capital de ese país, muestran notorias evidencias de rituales mortuorios. Dos de las calaveras parecen haber sido trabajadas cuidadosamente con herramientas de piedra para extraer el tejido blando del interior del cráneo, poco tiempo después de que sus dueños fallecieron. ¿Indica esto que la religiosidad está codificada en nuestros genes? No parece ser así.

Si la religiosidad fuera una característica programada en el ADN, como el lenguaje o el entendimiento, todo el mundo sería religioso. El hecho de que los ateos, los agnósticos y los impíos abundan y están en alza es clara señal de la inexistencia de genes específicos para mandamientos, paraísos, dioses o ceremonias sagradas. La siguiente pregunta surge sola: Si la religiosidad no es genética, si no existen genes para lo espiritual, lo paranormal y lo oculto, ¿por qué tienen entonces en el mundo moderno tanta aceptación y tantos adherentes todas las expresiones de la fe, la parapsicología y la superstición? La respuesta se encuentra en los memes.

Los memes, un término acuñado por el biólogo Richard Dawkins, son las ideas, las costumbres y los comportamientos que se propagan espontáneamente entre los individuos de una cultura. ‘Meme’ proviene del vocablo griego ‘mimeme’ que significa ‘imitación’ y que el doctor Dawkins acortó para que rimara con ‘gene’ (‘gen’ en inglés).

La práctica de la religión, al igual que todas las conductas que le son afines, así no sean sagradas, es la resultante de factores moldeados por fuerzas ambientales. Las religiones son fenómenos de la cultura, no de la natura; son ‘meméticas’, no genéticas.

Durante los milenios que antecedieron al invento de la escritura, los componentes de la religión -dogma, moral y ritos- resultaron de tradiciones improvisadas por nuestros antepasados. Al igual que todas las adaptaciones sociales, estas tradiciones evolucionaron hacia las costumbres que, al reforzar el sentido de pertenencia y el aglutinamiento grupal, favorecieron la supervivencia de la tribu. Por esta razón, los tres componentes están presentes en todas las civilizaciones, aún en aquellas que son profanas.

Los creyentes sienten que su religión es parte integral de ellos. El novelista ruso Fiódor Dostoievski, por boca de uno de ‘Los hermanos Karamasov’, lo expresa con hermosa profundidad: “En la cabeza, hay nervios que tienen fibras, y cuando estas fibras vibran se forma una figura y aparece en la imaginación un objeto, una escena. Así ocurre la percepción, que se materializa porque tenemos fibras, y no porque tengamos alma y estemos hechos a imagen y semejanza de Dios… Ayer mismo me habló de esto Mikhail. Y desde entonces me tortura la idea. ¡La ciencia es magnífica! El hombre progresa; esto es natural… Sin embargo, ¡cómo me hace de falta Dios!”

Las preguntas sobre los misterios de la vida y de la muerte debieron ser la causa de las primeras creencias prehistóricas. “Nada nos atemoriza más que las cosas que no entendemos”, sostiene el escritor Mike Rich en el guión de ‘Descubriendo a Forrester’, la excelente película. Y agrega: “Cuando no entendemos alguna cosa, acudimos siempre a las suposiciones”.

Aún con los desarrollos impresionantes de la ciencia, las preguntas trascendentales del ser humano -la consciencia, la experiencia subjetiva, la facultad de la razón, las emociones y los sentimientos- todavía no tienen respuestas satisfactorias del análisis o la síntesis. Los seres invisibles y los poderes desconocidos continuarán llenando ese vacío; tales entidades nos resuelven todos los enigmas, sin importar la insensatez de las suposiciones. Por su infinito y atribuido poder, los dioses supremos siempre han fascinado al ‘Homo sapiens’ y le han tranquilizado sus angustias desde aquellas remotísimas épocas cuando se hizo las primeras preguntas. Y esto seguirá así por muchas décadas… Por más que se fastidien los ateos.
 

Gustavo Estrada
Autor de ‘Inner Harmonythrough Mindfulness Meditation
gustrada1@gmail.com

3 comments:

Anonymous said...

The Power of the Myth (Josepfh Campbell) Campbell's view of mythology was by no means static and his books describe in detail how mythologies evolved through time, reflecting the realities in which each society had to adjut...

Anonymous said...

por que no pensar que los ateos son la exseccion de la regla?

Anonymous said...

No son los fantamas de los creyentes lo que fastidian, sino sus actos.