Friday, December 28, 2012

¿Hasta dónde crecerá el desempleo?

Hace poco una sobrina en Miami necesitó someterse con premura, aunque no de urgencia, a una intervención quirúrgica. El factor determinante para la programación de la operación no fue ni la agenda del cirujano ni el horario de la sala de cirugía sino, sorpréndase, la disponibilidad del robot que ejecutaría la cirugía. ¿Hasta dónde los adelantos científicos podrán seguir desplazando manos y cerebros? Parece que la respuesta habrá que dejársela a la imaginación.

En las décadas recientes los extraordinarios desarrollos de la tecnología han conllevado aumentos dramáticos de productividad en la fabricación de bienes y la prestación de servicios. Aunque la generación de empleos en la creación, distribución e instalación de las tecnologías innovadoras es importante, la eliminación de puestos de trabajo en las áreas automatizadas es bastante mayor. El desempleo mundial, por consiguiente, va en aumento y podría alcanzar niveles hasta ahora desconocidos.

A medida que las empresas optimizan sus procesos, los trabajos repetitivos, tanto de destreza física como mental, son reemplazados por admirables combinaciones de software y hardware. No sólo las funciones de las empresas se hacen más eficientes con mínima intervención humana sino que las tareas que antes eran ejecutadas por su personal son ahora efectuadas directamente por los propios compradores. La necesidad de intermediarios entre el comienzo y el final de la antes larga cadena de suministro -fábricas y consumidores, proveedores de servicios y usuarios, escritores y lectores, productores de cine y espectadores, transportadores y viajeros, intérpretes musicales y audiencias- se está reduciendo, cuando no eliminando por completo.

La hora de tolerar cierto grado de ineficiencia y de desacelerar la optimización de procesos empresariales parece estarse aproximando como una necesidad social. Por supuesto que es mil veces más fácil escribir esto que ponerlo en práctica. ¿Quién se atreve a defender la ineficiencia? No obstante, si la productividad sigue en alza, los niveles exagerados de desempleo podrían poner en jaque a la sociedad.

Con el desempleo aumenta la delincuencia, que exige medidas preventivas y correctivas, que las autoridades deben prestar, que cuestan dinero, que exigen impuestos adicionales, que demandan nuevos contribuyentes… Que nos los habrá pues los desempleados en vez de pagar tributos necesitan subsidios. Las empresas de tecnología, para complicar el panorama, se mueven hacia aquellos países que ofrezcan mejores incentivos tributarios y laborales. Sí, allí en estos pocos países privilegiados no habrá desempleo.

La economía mundial parece estarse moviendo hacia un escenario en cual quienes tienen un cargo deberán considerarse privilegiados. El artículo 23 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea General de Naciones Unidas en 1948, establece que toda persona tiene derecho al trabajo y a la protección contra el desempleo. Esta prerrogativa, civilizada y súper-bien intencionada por lo demás, podrá convertirse eventualmente en una especie de lotería, cuando las tasas de desempleo planetario superen el treinta por ciento. Si queremos evitar el caos, las sociedades tendrán que aprender desde ya a subsistir con tan inaceptable situación.

Recientemente comenté con un par de amigos médicos la inconveniente paradoja entre productividad y empleo, y les puse como ejemplo la exitosa cirugía de mi sobrina. Entre chiste y chanza, redireccioné mi pesimismo social hacia su profesión con una pregunta: “¿Cuál va a ser el oficio de ustedes, doctores, si los diagnósticos los generan los exámenes clínicos, las drogas las recetan las farmacéuticas, los médicos ni siquiera tocan a los pacientes, y ahora las cirugías las van a ejecutar los robots?”

Un tanto incómodo uno de los galenos me explicó que los robots necesitan ser manejados por cirujanos expertos en el órgano intervenido. Le respondí que, si el paciente fuera yo, exigiría que el doctor de mi robot estuviera apoyado por un experto en sistemas. Aunque mi desconfianza en las habilidades computacionales de sus colegas no le gustó, mi amigo y yo estuvimos de acuerdo en que los técnicos en informática, los creadores del progreso y del desempleo, difícilmente se quedarán sin puesto.  

 

Gustavo Estrada
Autor de ‘Hacia el Buda desde el occidente’

2 comments:

GUSTAVO ESTRADA said...

Escriba su comentario para la nota "¿Hasta dónde crecerá el desempleo?" a continuacion. Gustavo Estrada

Peter Pachón Bermúdez said...

Amigo Gustavo, en el mundo de los creativos no existe ni las basuras, ni los problemas ni el desempleo...

Es en el mundo de los funcionalistas donde existe los problemas y sus hipotéticas soluciones, a eso lo llaman mundo de la ciencia....En este mundo funcionalista es donde convencionalmente se creo eje del tiempo pasado, presente, futuro hipotético, porque no existe en realidad . Es por tanto, el mundo del más acá. o sea el ahora y el más allá, algo diferente para cada quien.
El mundo del creativo es el mundo del que visiona y luego hace realidad ese sueño...Es el mundo mágico de las musas y los hados que inspiran lo sublime, este mundo no lo entienden los funcionalistas rutinarios, estos se pasan la vida trabajando para algún día hipotéticamente tenerlo todo y ser feliz, lo que ocurre es que cuando llega ese día ya están viejos y sin fuerzas para ser feliz...
En el mundo del creativo tampoco existe el tiempo...No importa el pasado ni el futuro, sino el eterno observar de todo cuanto pasa por el meridiano de la atención...
Ese parece ser el mundo que buscan los funcionalistas pero no lo encuentran mientras pretendan subir por una escalera sin peldaños...

Peter Joseph Pachón Bermúdez
ppb_1941@hotmail.com